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RAZONES QUE DICTAN LOS “DEBERÍA” (Parte 2)

La razón de los “debería” lo dictan las normas sociales: la cultura, la sociedad o las costumbres!  Nos dicen cómo pensar, qué hacer o cómo llegar a ser felices: “debería estudiar una carrera universitaria”“debería tener el cuerpo perfecto”, “debería ser el/la mejor de mi clase”, “debería cuidar de mis padres”,…, es decir, pueden llegar a convertirse en ideas irracionales.

Para convivir en sociedad hemos creado unas normas sociales para hacer más armoniosa la vida en común.  El seguir estos dictámenes vienen de muy atrás, remontándonos al instinto de supervivencia y la necesidad de vivir en grupo para reducir el peligro de muerte: el ser humano en solitario tiene menos posibilidades de salir adelante que si lo hace en grupo.  Las normas sociales llevan mucho tiempo instauradas y por ello la mayoría no las cuestionamos. Esos “debería” que nos imponen por regla moral o cultural no fueron pensados para perjudicarnos, pero están ahí y muchas veces interfieren con la posibilidad de tomar nuestras propias decisiones.

Por este motivo, buscamos  cumplir las reglas sociales para ser aceptados en la comunidad y así sentirnos seguros. Por ejemplo: “Debería saludar cada vez que entro en un lugar”, “tengo que dar las gracias cuando me hacen un favor”

Otros motivos por los que solemos utilizar el “debería” es el  miedo, quesuele ser una de las emociones que mueven de forma imperiosa al ser humano, y la culpa, aspecto puramente social, influido claramente por la convivencia humana en comunidad debido al remordimiento que se crea a través de ella. Los “deberías” que no cumplimos nos hace sentir culpables. Si nos paramos a mirar la naturaleza, ningún animal tiene sentimientos de culpa, solamente los humanos hemos desarrollado esta emoción, incluso llegando a inculcársela a algunos de nuestros animales de compañía. La culpa tiene origen social, no natural. Además, suele ser una moneda de cambio o chantaje para conseguir cosas o hacer sentir mal a los demás en beneficio propio: si realizamos el “debería” o “tendría que” no nos sentiremos culpables.

Por ejemplo: “debería ir todos los días a ayudar a mi madre, aunque descuide mis tareas, porque si no se enfadará y me lo recriminará”

Si nos paramos a pensar en por qué hacemos lo que hacemos tendremos más consciencia de las ideas irracionales y podremos discutirlas hasta eliminarlas. “¿Qué pasaría si no hago o digo esto?”.

Hay veces que, para llevar a cabo un “debería” o “tendría que”, sentimos que traicionamos nuestras creencias, valores o principios. En este punto es  importante que nos paremos y pensamos, porque una persona es lo que cree, su ética y su moral, y traicionar uno de estos puede significar traicionarse a uno mismo.

Por esto, hay que sopesar si realmente nos compensa dejar de ser nosotros mismos para agradar a otros.

Por ejemplo, a Alicia no le gusta salir de compras con sus amigas los fines de semana porque siempre acaban gastándose mucho dinero en cosas que no son tan necesarias y ella no se considera una persona derrochadora, es más, considera que es un comportamiento desconsiderado hacia sus padres.

Pero sabe que si no sale con sus amigas le dejarán de lado y se verá sola. Alicia deberá reflexionar si prefiere ser “otra persona” y salir con sus amigas pese a las consecuencias o si hacer otras actividades que sí considere apropiadas y acordes a lo que piensa y conocer a otra gente más afín a ella.

Es decir, todo ello serán cosas que hacemos no porque queramos, sino porque nos vemos obligados a cumplir por esas “necesidad” de alcanzar el objetivo. Algo que nos vemos forzados a hacer, no algo voluntario que QUERAMOS hacer.

Por no estudiar una carrera universitaria no dejaremos de ser buenas personas. Por no casarnos no nos convertiremos en una amenaza para la comunidad.

Ponte manos a la obra y pasa del pensamiento a la acción. Las ideas irracionales o heredadas continuamente son el mayor obstáculo para vivir plenamente y todo porque, sin querer, alimentamos su existencia.

• ¿Qué acciones te harían feliz sin cargar con el peso de los “debería”? 

Escríbelo en los comentarios y te leo.

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PROHIBIDAS LAS CONJUGACIONES”–ÍA” Y “DEBERÍA”. (Parte 1)

Hay que eliminar de nuestro vocabulario todas aquellas palabras (verbos) que  terminan en “-ía” como debería, podría, tendría, querría, haría, gustaría, desearía…  que colocan nuestras acciones en un futuro condicional. Son maneras de expresar la posibilidad de que una acción tenga lugar pero, que en realidad, al final, nunca se llevan a cabo.

Dicho en otras palabras y con unos ejemplos:

  • Debería bajar de peso”
  • Tendría que ir al gimnasio para mantenerme en forma”
  • “Me gustaría retomar los estudios”.
  • Querría dedicar más tiempo a mí mism@”.
  • Desearía estudiar inglés”
  • Debería …debería… debería…

¿Pero sabes qué? Luego las personas no cumplen sus “debería”, se enfadan con ellas mismas y se hacen daño por esta razón. Lo que cambia a las personas es cuando el “debería” se convierte en un “tengo que” o “voy a”. Cuando de repente aquello que debería  suceder  tiene que suceder, es cuando los seres humanos cambian. Es decir, pasar esos futuros condicionales a un presente inmediato. Los ejemplos anteriores serían de la siguiente manera:

  • Tengo que” /“Voy a” bajar de peso.
  • Tengo que”/ “Voy a”  ir al gimnasio para mantenerme en forma.
  • Tengo que” /“Voy a” retomar los estudios.
  • Tengo que” /“Voy a” dedicar más tiempo a mí mism@.
  • Tengo que” /“Voy a” estudiar inglés.

Según la Real Academia Española, el verbo “deber” (en todos sus tiempos) se refiere a una obligación. Los pensamientos son capaces de condicionar nuestras emociones y nuestros actos, por ello es realmente importante ser conscientes de en qué forma pensamos y  nos hablamos. Por ello, es necesario eliminarla de nuestra mente y nuestro vocabulario para evitar que entorpezca en nuestro día a día. Si nuestros pensamientos son negativos y dañinos para nosotros, nuestras emociones y actos irán en la misma línea.

Hablemos del “Debería”. Es una palabra que nos ata a miedos, a  inseguridades y a la falta de acción. Se dice que esta forma de conjugar el verbo “deber” está unida a las ideas irracionales.  Esas ideas o creencias perturbadoras que no nos dejan vivir satisfactoriamente ya que  rigen nuestra existencia debido a que se encuentran muy arraigadas en nuestro interior, es decir, afirmaciones erróneas que podrían condicionar a las personas de tal forma que no las harían realmente felices.

Las presiones y los pensamientos irracionales que comienzan con la palabra “debería” se instalan en nuestras mentes desde una edad temprana, los vamos adquiriendo e integrando. Dichos pensamientos llegan a nosotros desde pequeños, bien por lo que se nos dice o por lo que observamos a nuestro alrededor. Evidentemente, tendrán más poder aquellos que hayan sido transmitidos por figuras de aprendizaje o autoridad (padres, profesores, hermanos mayores, otros familiares próximos,…). Con el tiempo también pueden crearse en base a interacciones sociales, como por ejemplo, los amigos (sobre todo en el periodo de la adolescencia) o por los medios de comunicación. Una vez tengamos este pensamiento bien instaurado en nuestra mente (“esto es así porque así me lo han dicho o así lo he aprendido”), esa persona interioriza esa idea y se obliga a cumplirla.

Muchas personas la utilizan como una manera de mentirse a sí mismas ya que piensan que imponiéndose en condicional una tarea, la están marcando en rojo en sus agendas cuando en realidad están dando fuerza -con su discurso interno- a la posibilidad de no realizarla. El “debería” bloquea  la tendencia a la acción, es decir, no genera acción sino negación.

Cuando indicamos que deberíamos hacer algo en particular, en la mayoría de los casos no lo plasmamos en una acción puntual. En lugar de eso, todo se queda en una promesa incumplida, en una idea dicha al azar o incluso en una manera inconsciente de “convencernos” de que cambiaremos.

Y tú ¿Cuál o cuáles dirías que son tus mayores “deberías”?

Escríbelo en los comentarios y te leo.